Al poeta:

Aquel hombre loco que veíais sonriendo
cuando su vida se llenaba de tristeza.
Aquel hombre feliz y desgraciado
era el poeta.

Aquel hombre que paseaba por las calles
apestando a recuerdos y promesas.
Aquel hombre sin futuro
era el poeta.

Aquel hombre que soñaba en las esquinas
con la mirada a veces cayendo por las escaleras.
Aquel hombre que aprendió a dejar de amar muy pronto,
aquel, era el poeta.

Aquel que confundía las pupilas
con sombras del amor y las estrellas.
Aquel que lamentaba haber nacido,
aquel, sin duda, era el poeta.

Aquel que acarició cada palabra entre sus dedos.
Aquel hombre que murió por impaciencia.
Aquel que quiso capturar el cielo, el mar, el amor, los recuerdos, la pena.
Aquel hombre, sin lugar a dudas, aquel hombre.
Aquel que abandonó los versos y las rimas, las palabras con sentido, el corazón, las noches a solas, las lágrimas.
Aquel hombre que acabó quedándose sin voz,
era el poeta.