Yo soy de los que no enseñan las cartas
después del amor.
No me gusta enseñar cómo he perdido.
No me gusta que se sepa que con esas cartas
no debí arriesgar.
No me gusta que piensen
que también en esto
vendo trozos de vida antes de haberlos vivido.

Yo no enseño las cartas.
Que quepa la posibilidad
de que no haya perdido,
de que hasta a la persona que más daño me ha hecho
la deje ganar
para que no nos una el sentimiento de no haber podido.

Suelto las cartas bocabajo y me voy.
Y así vivo,
jugando demasiado para ver si un día gano,
pero sabiendo que pase lo que pase
seré yo el que saldrá vencido.

Algún día llegará la persona que entienda
que aposté todo lo vivido
para que ella lo apostara también
y sin mirar las cartas
se viniera conmigo.

¡Cómo te voy a olvidar!
Va a ser memorable.
Sí, trátame con desprecio,
con mucho desprecio,
que así será más épico mi olvido.

¡Cómo te voy a olvidar!
Tú sigue sin quererme,
que lo borraré todo
y no quedará huella de ti.

¡Cómo te voy a olvidar!
Voy a reventar recuerdos.
Desaparecerás completamente
y te arrebataré el papel de héroe
de mi vida.

¡Cómo te voy a olvidar!
Eso: ¿cómo te voy a olvidar?
Cómo te voy a olvidar
si ya debería haberlo hecho
y aún sigues.

¿Qué me pasa?
¿En serio no hay manera de que me libre?
¿No hay posibilidad de que me acuerde
de todas las cosas que me hacen feliz
cuando estoy triste?

¿Cómo se llamarán esas cosas
que uno nunca recuerda aunque no las olvide?
¿Adónde huirán
en cuanto notan el peligro de que las necesite?
¿Por qué siempre parece más cobarde
todo lo sensible?

¿Qué me pasa? ¿De verdad no he conseguido
ni que esas partes de mí a las que les interesa que yo esté bien
me auxilien?
¿Acaso me guardan rencor?
¿Acaso no saben que lo que tanto daño les hizo
a mí estuvo a punto de destruirme?

No sé. Quizá yo mismo las escondo
cuando me pongo triste
para que no las dañe la tristeza con su forma
de explicar tan bien que existen cosas imposibles.
Quizá debería estar más orgulloso de mí,
a pesar de estar a veces tan triste,
y entender que si lo estoy es porque escondo mis ganas de vivir
para que sigan creyendo que cualquier cosa es posible.