Hoy es el último día de mi vida.
Siempre asumí que sería
el día de mi muerte,
pero ahora comprendo
que morir es una tontería.
Y no es que se muera de amor.
Es que la vida se acaba
pero se sigue viviendo
y ese es un castigo
que jamás asumí que llegaría.
Si hubiera muerto, al menos,
no tendría que observar
cómo ella se va,
cómo se va lejos,
y cómo yo me quedo
con la misma vida que antes
pero con una vida menos.