«Preguntóle otro estudiante que en qué estimación tenía a los poetas. Respondió que a la ciencia, en mucha; pero que a los poetas, en ninguna. Replicáronle que por qué decía aquello. Respondió que del infinito número de poetas que había, eran tan pocos los buenos, que casi no hacían número; y así, como si no hubiese poetas, no los estimaba; pero que admiraba y
reverenciaba la ciencia de la poesía porque encerraba en sí todas las demás ciencias: porque de todas se sirve, de todas se adorna, y pule y saca a luz sus maravillosas obras, con que llena el mundo de provecho, de deleite y de maravilla.»

El licenciado Vidriera. Miguel de Cervantes

Porque el cielo cae a veces por los lados
y deja abierto un hueco en la penumbra,
porque el día cae y se arrugan las persianas
y se arruga y no puede respirar la luna.

Porque el tiempo queda a veces atascado
en un sueño que no sigue a las estrellas,
porque no es verdad que exista cualquier cosa
y no es verdad que para ti fue siempre ella.

Porque el cielo cae a veces por los lados
y deja un hueco abierto en el cariño,
porque cae a veces todo y todo sigue
y acaba siendo igual que era al principio.

22.12.2009