Yo pensaba que la gente que se enamora locamente
en verdad no quería,
que era irracional idolatrar de esa manera,
que era confundir el amor con la vida.
Creía que había que encontrar el equilibrio,
no perder la perspectiva,
entender que se puede amar, sí,
pero también hay que vivir,
que si no amar es mentira,
que si no amar es un sueño
que probablemente acabe siempre en pesadilla.
No veía entonces
en qué fallaba mi teoría.
La había basado en parejas
en las cuales uno no quería.
Pero, si dos personas se enamoran locamente,
con que cada uno ponga una mitad bastaría,
pues con dos mitades de amor se ama mucho
y se vive mucho con dos mitades de vida.
¿Cómo lo descubrí?
Porque cuando me enamoré locamente de ella
empezó a ser más racional mi vida.