Qué más da que llevemos un tiempo sin vernos.
Nos estamos viendo ahora.
Podríamos inventarnos las historias que quisiéramos
para que el tiempo no pudiera abrir la boca.

Qué más da que no volvamos a vernos.
Nos estamos viendo ahora.
Tenemos en nuestras manos la oportunidad
de vivir una noche
que las abarque todas.

Qué más da que nos hayamos encontrado de casualidad.
Nos estamos viendo después de tantas cosas.
Ninguna de nuestras tristezas lo ha podido evitar.
Nos estamos viendo ahora.

Qué más da que el tiempo sea triste.
Nos estamos viendo ahora.
Ahora, como un rincón perdido
en el que el tiempo y la tristeza
nos han dejado a solas.

El problema no es estar solo.
Hay mucha gente que es feliz estando sola.
El problema somos los que estamos solos y empezamos a creer
que estamos así porque hacemos mal las cosas.

El problema somos los que nos vamos viendo tentados a pensar
que ser sinceros es de gente tonta,
que no se debe hablar con el corazón,
que eso rara vez enamora,
que somos demasiado blandos,
que no pasa nada por estar sin hablar unas horas,
que echar de menos es raro,
que es de gente que no tiene vida, que no se distrae con otras cosas.

El problema somos los que nos exigimos demasiado
y siempre nos estamos poniendo notas
y la asignatura a la que más valor le damos
es a la de la opinión que de nosotros creemos que tienen otras personas.

El problema no es estar solos.
El problema somos los que pensamos
que eso significa que nadie nos soporta,
los que no sabemos ver más allá
con lo listos que somos para otras cosas.

Lo bueno es que al final así encontramos
a la persona que de verdad nos valora,
a la que sabe apreciar nuestras torpezas
y sabe ver que fingimos cuando hacemos como que no nos importa.

Es verdad que es un problema no saber estar solo,
pero peor aún es estar con la persona errónea,
peor es estar con alguien con quien no poder hablar con el corazón,
algo que puede despertar admiración, pero que desde luego no enamora,
peor es no echar de menos,
tener una vida vacía, pero con una actividad cada hora.

Es fácil hacer que alguien nos necesite.
Lo malo es que eso puede llegar y hacerlo mejor
cualquier otra persona.

Por eso lo mejor es ser uno mismo
para que la persona con la que estemos no pueda encontrar nunca
lo mismo en otra.

Y es que el problema somos los que escondemos nuestros tesoros
para que nos aprecien los que valoran las cosas tontas.
Menos mal que al fin y al cabo esos nunca nos interesarán
porque en el fondo sabemos que siempre nos hemos puesto buena nota.

¡Cómo te voy a olvidar!
Va a ser memorable.
Sí, trátame con desprecio,
con mucho desprecio,
que así será más épico mi olvido.

¡Cómo te voy a olvidar!
Tú sigue sin quererme,
que lo borraré todo
y no quedará huella de ti.

¡Cómo te voy a olvidar!
Voy a reventar recuerdos.
Desaparecerás completamente
y te arrebataré el papel de héroe
de mi vida.

¡Cómo te voy a olvidar!
Eso: ¿cómo te voy a olvidar?
Cómo te voy a olvidar
si ya debería haberlo hecho
y aún sigues.

Invéntame.
No me pidas que sea como quieres.
Invéntame.
Hazme una creación tuya.
Que yo sepa cuándo quieres que haga algo,
que no lo intuya.
Invéntame.
Que todo sea por ti,
que nada haga que sufras.
Si ves que no puedo contentarte,
invéntame,
que por ti puedo desaparecer de nuevo
para que me descubras.

¿Te ayudo a subir? ¿Puedes?
Yo he subido aquí mucho.
Me subo cada vez que no entiendo nada,
lo cual me pasa a menudo.
No suelo subir con nadie.
Vengo cuando estoy enfadado con el mundo,
cuando no entiendo por qué quiere tener a alguien como yo
que se lo debe todo, pero que no quiere seguir siendo suyo.
Mira qué vistas. ¿No te parece
que se ve todo más claro desde aquí, desde el futuro,
sin la presión de tener que vivir,
viendo los supuestos fragmentos de nuestras vidas todos juntos?

¿Te quieres bajar ya?
Yo suelo estar más tiempo cuando subo.
Me gusta quedarme mirando cómo no pasa nada.
Pocas veces me aburro.
Pero lo entiendo:
no es cómodo ver cómo es todo de absurdo.
Yo por eso cuando bajo trato de olvidarlo
y, si no puedo, disimulo.

Vuelve a subir cuando quieras.
A veces viene bien saber lo que es uno,
viene bien irse al final del todo
para entender que todos los puntos son como el último.
Yo hoy me quedaré un rato más,
pero estoy bien; es solo que a veces me asusto,
me creo demasiado que avanzamos al vivir
y no entiendo que no hasta que no vengo y me subo.

Ya no.
Con lo fácil que era hacerlo bien.
¿Fácil?
Pero si es que yo no soy así.
¿Por qué cambia tanto querer?
¿Cambia o saca lo que soy?
No es fácil hacerlo bien.
Es imposible.
Siendo como soy.
Siendo como somos.
Por eso hay que encontrar a la persona
con quien no importe hacerlo mal
si es que queremos querer
si es que queremos hacer bien
lo que de manera irremediable se hace mal.