Y tú
que tantas veces deseaste
que llegara alguien
como yo.


que a veces dices
que me quieres
con el desparpajo
del que muchas veces
lo ha sentido,
aunque dices que nunca
ha habido nadie
como yo.


que quieres
que me sienta querido
siempre.


que no sabes las dudas
que tiene el que ha sufrido tanto,
sin tener que haber sufrido,
como yo.


que no comprendes
que no me quita el miedo
saber que muchas veces
deseaste que llegara alguien
como yo.


que dices que me quieres
y quieres que lo sienta
y no comprendes
que no hay nadie en el mundo
que necesite sentirse
tan querido
como yo.

Como yo,
que aparento ir tan seguro por la vida
que ni tú ni nadie
comprende lo que siento
como yo.

Como yo
que necesito comprender
que no soy otro,
que no soy uno más
que has encontrado,
aunque no hayas encontrado a otro
como yo.


eres quien me hace
sentir que ser querido
no es fácil para alguien
como yo.

Como yo,
que tantas veces he esperado
que llegara alguien
como tú.

Como yo,
que no soy capaz de convencerme
de que es posible ser querido
aunque hayas querido a otros,
aunque no les hayas querido,
aunque no fueran
como yo,
de que no siempre lo último
es el final que no elegimos,
que hay personas
que viven esperando
a que llegue alguien
como yo, como tú,
como tú y yo,
como nosotros
unidos por el miedo
de los que tantas veces desean
que alguien llegue,
aunque no llegue,
aunque duden tanto
cuando llega,
como nosotros.
Como tú y yo.
Como tú.
Como yo.

Si esta noche pudiera decirte lo que siento,
llamarte por teléfono y susurrarte al oído
palabras tan lejanas como tu amor del mío,
no estaría escribiendo estos versos que te escribo.

Es verdad que el amor dura solo un segundo
pero su espera es tan lenta… como el olvido.
Y en una de esas noches largas en que lo espero
he deseado tenerte como el día de aquel beso,
en que antes que nosotros, nuestros labios primero,
conocieron lo más profundo de sus secretos.

Y yo aquí ahora, solo, asumiendo que olvidaste
que, escondido en aquel beso, el amor se derramaba,
empiezo a darme cuenta de que nunca lo supiste,
que no lo comprendiste, que no es que lo olvidaras.

Te creíste una más, otro rollo de entre tantos.
No sabías que a veces los hombres también nos enamoramos.
Si esta noche pudiera decírtelo al oído,
decirte que te quiero, jurar que no te olvido,
hacerte comprender que después de tanto tiempo
mis labios aún te esperan cada noche intranquilos.

Si esta noche llamarte tuviera algún sentido
no estaría escribiendo estos versos que te escribo.

Lo sé. Debí decírtelo después de aquel beso
pero a veces el amor tarda en hacer efecto.
Si ya es muy tarde, créeme que lo comprendo,
comprendo que lo dudes, que no creas que lo siento…
La verdad es que a veces yo tampoco me lo creo.

Si pudiera llamarte y decirte lo que siento…
Si fuera tan fácil hablar como escribir versos…

Sé que ya no me quieres, si acaso me has querido,
sé que me dirás que no si hablo contigo.
Solo soy para ti el que te besó en aquel sitio,
al que besaste aquella noche después de haber bebido.

Y ni el día después, ni tras tanto tiempo perdido
te habrían importado estos versos que te escribo.
Por eso, aunque esta noche me atreviera a llamarte,
no te llamaría, para no enamorarme
como la noche aquella en la que me besaste
y al oído con tu dulce voz me susurraste.

¡Bah! ¡Para qué engañarme!
Si para no enamorarme te escribo y no te llamo
es porque todavía estoy enamorado
y al escribirte intento que la espera dure menos,
la espera de tu amor, porque te quiero.