Este va a ser mi verano, sí,
porque el sol no va a ser nada
a tu lado.
Porque tú vas a ser mi color de piel,
tus besos van a ser mi bronceado
y el mar nos va a hacer recordar
que aprendimos a mantener las lágrimas en un lugar apartado.
Pasearemos por la orilla
como ahora por la vida paseamos,
sabiendo que está todo en su sitio
y que, si empieza a hacer calor, nos damos un baño.

Este va a ser nuestro verano, sí.
Van a ser tres meses de abrazo,
vamos a escribir tantas sonrisas y tequieros en la arena
que tendrán que venir bastantes otoños para poder borrarlos.

No me cabe la menor duda:
va a ser nuestro verano.
El tiempo nos irá arrancando trozos de piel,
pero ni siquiera eso
podrá hacer que nos soltemos de la mano.
Va a ser nuestro verano,
vas a ser mi verano.
Y así cuando te enteres de que eres mi vida
sabrás que ya estamos preparados.

Se acaba el verano
otra vez
cada año lo mismo
aunque distinto cada vez.
Da igual que se presente un buen otoño,
da igual que no haya ya nada que perder,
siempre tengo ese tonto día de verano
con la pesada sensación de tener que volver a nacer.
Siempre hay algo que me ata al pasado,
una cuerda que no rompo porque sería demasiado fácil de romper,
una carga donde lo que más pesa
es todo lo que me ha salido hasta ahora bien.

Se acaba el verano
y es normal que tenga sed,
estoy lejos del mar,
lejos de donde el presente es más fácil de entender.
La naturaleza entera
mira al cielo para ver cómo empieza ya a llover,
cómo empiezan ya los días
en los que se va mostrando nuestro verdadero color de piel,
esos días que tanto me abruman ahora,
pero que son en los que al fin y al cabo te empecé a querer,
esos mismos días en los que puedo volver a hacer cosas distintas
otra vez.

Se acaba el verano y es triste,
pero no tanto como cuando llueve y no se sabe por qué