Hace un tiempo me vería como un loco,
como un loco que no teme a la distancia,
como un loco de amor
al que no le importa nada,
que perdió la cabeza
y desperdició su vida por su amada.
Pero ahora sé que no es de locos,
no es de locos enfrentarse a la distancia,
no es de locos cuando al otro lado espera
a la que esperó locamente mi esperanza.
Ahora sé que no es de locos.
Ahora sé que no hay distancia
que no pueda recorrer el amor
cuando deja un día, por fin, de ser loca esperanza.