¡Qué raro
cuando todo era esperable
pero nada era esperado!
¡Qué raro
cuando se nos muere alguien!
¡Qué raro
cuando se nos para el corazón
y seguimos respirando!
¡Qué raro
cuando olvidamos nuestra propia muerte
porque hay otra que nos hace más daño!
¡Qué raro cuando una persona sin más desaparece,
pero queda de ella con nosotros
—y hasta puede verse—
algo!
Pingback: Poesías y lágrimas