¿Celos? Ja, ja.
Esto no son celos.
Esto es que estoy enamorado de ti,
que hasta te echo de menos cuando parpadeo.
Esto es que el miedo de perderte
bloquea lo que sé del mundo cuando estás lejos.
Esto es que temo que alguien descubra en ti
lo que me hizo a mí seguir viviendo.
Es que temo que mirando a otro
te asuste lo mucho que te quiero.

¿Celos? No sé si serán celos.
No es que me importe que hables con uno
ni que él te intente dar un beso,
lo que me importa es haberte conocido tan tarde
cuando ya todo parece poco tiempo,
cuando ya tengo demasiado amor guardado
y la prisa me obliga a sacarlo poco hecho.

¿Celos? Sí, creo que así los llaman,
pero en verdad son pizcas crudas de amor eterno,
que tiene que adaptarse a mis sentidos,
que tiene que aceptar que existe el tiempo.

¿Celos? Sí, seguramente celos.
Celos de que el amor en ti no se desborde,
de que sean demasiado largos tus parpadeos.
Celos de estar lejos de ti a veces
y que no se te note en la voz ni un poco de miedo.

¿Celos? Sí, celos.
Celos de que a veces me hagas plantearme
si es normal lo mucho que te quiero.

y ella echa a temblar: «Yo también te quiero»
Ismael Serrano

Para que no lloraras
no quise ser posesivo
y dejé que te fueras por ahí
aunque quería que quedaras conmigo.

Para que me quisieras
dejé mis celos a un lado
y dejé que hablaras con otros,
que fueras con ellos al cine,
que les cogieras de la mano.

Para que no lloraras
siempre tenía una sonrisa
aunque estuviera enfadado y triste
porque hacía días que no nos veíamos.

Para que me quisieras
dejé de llamarte
para que no te agobiaras
y pudieras tener tiempo para ti.

Para que no lloraras
no grité ni me puse nervioso el día
que te vi besándote con otro.

Para que me quisieras
ni siquiera te dije que te había visto
y para que no te dieras cuenta
pegué uno a uno rápido los pedacitos
de mi corazón roto.

Para que no lloraras
te dejé marcharte aquel día,
¿para qué iba a forzarte
a que te quedaras conmigo si no querías?

Y al cabo del tiempo
cuando ya no podía hacer nada en la distancia
para que me quisieras,
cuando ya lo había tirado todo a la basura,
me llamaste y me dijiste:
“Te quiero”
Yo, aunque ya no te quería,
para que no lloraras te dije:
“Yo también te quiero”.