Te esperé bajo la lluvia traicionera
pensando en las palabras, todavía,
que al oído me dijiste algún día
cuando aún tu voluntad era sincera
¡Qué pena que tu mente pendenciera
en mi alma no encontrara a aquel poeta
cuyos versos algún día cual saetas
penetraron tu armadura hasta su meta!
7.2.01
De Un no sé qué que queda