Le dijo: Tú sueña siempre,
que soñar no cuesta nada,
y ella le dijo que nunca,
que nunca nunca soñaba.
Que eran deseos sus sueños
y sus noches esperanza.
Él le respondió que entonces
siempre siempre deseara.
Ella le regaló un beso
que duró hasta la mañana.
Le dijo: Ojalá esta noche
nunca nunca se acabara,
y se apretujó en su pecho
a su derecha acostada.
Le dijo que siempre siempre
dormiría en su cama.
Eran sus deseos sueños
y sus noches esperanza.