Se quedó sin ser el poeta que iba a ser.
Sus 20 años se quedaron congelados en el viento.
Las palabras se olvidaron
y los sueños se durmieron.
La juventud se dedica a escribir poesías
y la vida, verso a verso, las va destruyendo.
Pero hay versos dorados,
versos de oro que el poeta no comprende,
versos que consiguieron despegarse del viento,
versos que iluminaron una noche estrellada,
versos que dejaron de ser versos.
Y ahora, cuando se lean
las palabras del poeta que nunca llegó a serlo,
se entenderá que la poesía
está más allá del poeta, más allá de los versos
y más allá de la vida
que los va destruyendo.