Por nuestro bien debemos olvidar cosas,
olvidar personas, simular que no las hemos conocido.
Quizás sería mejor
que no hubieran existido.
Y así estoy
ahogándome entre el amor y el olvido,
soñando con los que se fueron cada día,
negándome a aceptar que se hayan ido.
Y así voy,
olvidando despierto, recordando dormido,
sabiendo que ya nunca volverán,
soñando que todavía están conmigo.
Y así estoy,
creyendo al despertar que lo he asumido,
que la vida pasa y que pensar no sirve,
que hay que olvidar para seguir el camino.
Pero yo sé que se puede seguir sin olvidar,
recordar lo vivido,
andar, andar, andar,
andar sin lo perdido…
Pero por las noches al dormir,
aunque solo sea un ratito,
dejar que nuestros sueños nos hagan sentir
que todavía siguen vivos.