Si tienes una pena, Elena,
si tienes una pena,
cuéntasela a la luna llena.
Quizás ella te comprenda
condenada a vivir lejos del sol.
Si tienes una pena, Elena,
si tienes una pena,
dámela para que yo la venda
en el mercado del amor.
Si tuvieras una pena, Elena,
si tuvieras una pena,
yo te la cambiaría
por toda mi alegría
porque tu sonrisa, Elena,
es más bonita que la mía,
porque tu sonrisa, Elena,
es más bonita que la mía.
Si tuvieras una pena, Elena,
si tuvieras una pena,
yo te la quitaría
y tus lágrimas lloraría.
No tengas tú pena, Elena,
no tengas tú pena,
porque eres la más buena, Elena,
porque eres la más buena.