Quizás no hiciera falta que escribiera
Garcilaso aquellos versos para ti
ni que Bécquer con sus rimas me enseñara
a soñar, a querer y a sonreír.
Quizás se haya quedado hace ya tiempo
la poesía en un tintero sin jardín
y los que sienten no lo saben
y a los que saben ya no les quedan ganas de sentir.
Quizás no debió haberse arrancado
Machado aquella espina por sufrir
porque al hacerlo se la arrancó al mundo
y el mundo poco a poco va dejando de latir.
Y si tu amor es una espina que se clava
y duele… pero hace al corazón latir
yo me clavaré mil espinas en el pecho
y escribiré miles de versos para ti.
Pues si gracias a aquellos que escribieron
mil versos de amor te conocí
para que tú me ames como a ellos,
no tengo más remedio que escribir
y lloraré si es lo que debo
y sufriré si hay que sufrir
porque eso es todo lo que puedo
darte a cambio de hacerme revivir.