No murió él;
murió el poeta.
Murió el ángel
capaz de distinguir lágrimas entre la lluvia.
Murió el niño.

No murió él;
murió el poeta.
Murió el ángel
que encontraba cisnes en las nubes.
Murió el niño.

¡Llorad!
Porque no murió él,
murió el poeta
que lloraba los días grises.
Murió el niño.

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