Hay vidas en las que uno se despierta torpe.
Debe ser lo que me ha pasado a mí.
Siento que a diferencia de otros
yo no he aprendido bien a vivir.
Sigo con las mismas dudas de siempre,
el mismo extraño anhelo de sobrevivir,
incluso me enamoro con más fuerza que entonces,
como si esta vez no fuera como siempre a sufrir.
Hay días en los que uno se despierta torpe
como si hubiera perdido habilidades al dormir.
Hay días en los que uno piensa demasiadas cosas
y hasta tiene peor letra al escribir.
Son vidas en las que uno se tropieza con las cosas
como si las hubieran puesto aposta ahí.
Son días en los que uno se queja
de todo lo que ha sido siempre así.
Entonces uno siente que la vida puede
seguir consistiendo simplemente en vivir
y que el que cambia es en verdad uno:
que hay días que no asume su manera de existir.