Desde el pasado me miró
Todos me miraron:
¿Qué fue de las estrellas
que por las noches nos guiaron?
¿Es que ya no muere nadie?
¿Ya nadie llora desolado?
¿Ya nadie echa de menos?
¿Qué fue de las rosas, de los ojos enamorados?
¿Qué fue de los cuerpos de mujer imaginados?
¿Qué fue de los suspiros de amor,
de los bellos versos claros?
¿Qué fue del cielo azul
y del mar alborotado?
Desde el presente les grité.
Todos me escucharon:
Las estrellas siguen ahí,
pero ya no las utilizamos;
sigue habiendo muertos,
pero ya son demasiados.
Hay demasiadas cosas para recordar,
demasiado pasado,
demasiadas cosas que añorar,
demasiados ojos enamorados.
Los suspiros no se escuchan:
vuelan demasiado bajo.
Las rosas apenas crecen
en el asfalto.
¿Y el amor?
¿Cómo entonces podéis conservarlo?
En la nevera a veces,
a veces en el rincón de un cuarto.
¿Y la poesía?
La poesía anda perdida en los armarios.
¿Y los poetas?
Los poetas como todo, somos demasiados.
Solo algunos, muy pocos,
logran demostrarlo.
Desde el pasado les grité.
Todos lloraron.
Desde el presente lloré.
Todos me miraron.