¿Cuánto tiempo tiene que pasar —me preguntan—
para que deje de doler?
¿Hay un momento exacto?
¿Es verdad que es por cada año un mes?
Podría calcularlo en mi caso,
pero seguro que tan exacto no es.
Puede ser de repente un día
en el que uno se siente distinto sin saber por qué.
Puede ser antes, aunque casi siempre es más tarde,
que cuando se deja de querer.
Puede ser que como algunas heridas
siga doliendo
aunque ni siquiera recordemos el momento de hacernos daño cómo fue.
O puede que el dolor se vaya pronto
que con sorpresa descubramos
que la herida no es al fin y al cabo tan profunda en la piel.
¿Cuánto tiempo tiene que pasar?
No lo sé.
A todos nos gustaría que fuera cuanto antes,
pero casi siempre es después,
cuando ya hemos sentido que la vida puede ser muy lenta,
cuando hemos sentido la misma torpeza al vivirla
que al intentar pronunciar una palabra larga al revés,
o la de intentar escribir con la mano contraria,
o la de intentar recordar, cuando uno ya ha olvidado todo lo que fue.
Casi siempre es después de haber sentido el vacío
de tener que vivir un día entero sin tener nada que hacer.
Casi siempre es después de haber sentido que el resto saben encajar las cosas
y son felices y saben entender la vida bien.
Casi siempre es después.
Casi siempre es después de que sintamos la suficiente tristeza
para hacernos sentir culpables cuando por fin deja de doler,
casi siempre es después de habernos sentido dependientes de nuestros amigos,
de haber sentido que nos queda mucho por aprender,
de haber exigido la presencia de alguna compañía,
de haber sentido que nunca más podremos estar bien solos otra vez.
Podría ser antes,
pero casi siempre es después.
Y es que a la vida no le basta con hacernos perder a alguien,
encima su pérdida nos tiene que doler.
Lo bueno es que al final pasado un tiempo
el dolor empieza siempre a desaparecer.
Y no importa lo que haya costado al final curar la herida
No importa no saber el momento exacto en el que la herida se nos fue.
No importa que no quede nadie a nuestro lado.
Lo que importa es que por fin estaremos recuperados
para que nos puedan herir otra vez.