¡Qué pequeño soy
cuando no valgo para nada!
¿Por qué entonces no desaparezco?
Si soy el umbral
entre la muerte y el nacimiento.
¿Por qué sigo aquí?
Si soy lo justo para sentir
que sobro y que molesto
y que es mejor para todos
si desaparezco.

¡Qué pequeño soy!
¡Qué pequeño!
¡Qué ganas de desaparecer!
Pero es que no valgo ni para eso.
Tan pequeño soy
que no me puede caber nada dentro,
pero algo tiene que haber
para que yo pueda sentirme tan pequeño.

Y ese algo es la esencia de todo,
la esencia que solo ven los pequeños,
los que podrían llegar a desaparecer por los demás,
los que asumen siempre que la culpa es de ellos,
los que consiguen que a pesar de todo,
el mundo siga pareciendo bueno,
los que hacen que tanta gente se sienta grande
gracias a que ellos son tan pequeños.

Un pensamiento en “

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