Hacía tiempo que no me sentía así:
raro, pero querido.
Sé que todo depende de mí,
pero es un alivio.
No me ha hablado nadie más que otros días,
puede que ni siquiera nadie me haya escrito,
pero he sentido como si encajara,
con ese derecho a vivir que sentía cuando era niño.

Y ya hacía tiempo que no me sentía así.
Puede que desde aquel primer suicidio,
cuando quise dejar de vivir
porque se me cayó al suelo el puzle casi terminado
de todo lo que había aprendido.

Hoy sin poner ninguna pieza especial,
o no al menos de las que dan sentido,
hoy, aunque he puesto una típica pieza de cielo
he vuelto a sentir el apoyo que a todos se nos da siempre al principio.
Quizá la pieza terminaba el puzle,
quizá ahora empiece a sostenerme todo por lo que he sufrido,
quizá era verdad que todo pasa por algo,
pero su figura no se ve hasta que no está todo unido.

Sea como sea, hoy me sigo sintiendo raro,
pero querido.
Y aunque sé que es cosa mía
por fin me alegro de seguir siendo después de todo
el mismo.

Un pensamiento en “

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