Se puede poner la cara con forma de sonrisa
sin estar sonriendo.
Se puede abrir los brazos y apretar
sin estar dando un abrazo.
Se puede estar leyendo un libro bueno
y no querer seguir leyendo,
respirar sin oler,
dejarse llevar,
dar patadas al aire
y sentirse solo rodeado de palabras, de libros,
de historias que no quieres que sucedan,
pero que ya ves que van sucediendo
a tu alrededor,
y que eres el eje que no gira,
pero el eje de otro mundo,
de otra soledad,
de otra vida.
Y puedes poner cara en forma de sonrisa
sin estar sonriendo,
y, aun así, sonreír.
Pero eso nadie lo ve
y, por eso, nadie te sigue leyendo.