Le dijo: Tú sueña siempre,
que soñar no cuesta nada,
y ella le dijo que nunca,
que nunca nunca soñaba.

Que eran deseos sus sueños
y sus noches esperanza.

Él le respondió que entonces
siempre siempre deseara.

Ella le regaló un beso
que duró hasta la mañana.
Le dijo: Ojalá esta noche
nunca nunca se acabara,
y se apretujó en su pecho
a su derecha acostada.

Le dijo que siempre siempre
dormiría en su cama.

Eran sus deseos sueños
y sus noches esperanza.

Que yo no tengo un pueblo que cantar
ni el olor de una casa en la ribera.
Que yo soy de la ciudad
y de las carreteras.

Que no tengo recuerdos que contar
bajo la sombra de una enredadera.
Que mis suspiros son gas
y mi llanto sirenas.

Que sueño con relámpagos de mar
y con los pastores y las ovejas
y quisiera caminar
sin camino y sin huellas.

Que no enseñan los móviles a amar
como los dulces pétalos lo enseñan
y nadie sabe nombrar
sin luz a las estrellas.

En mis versos jamás se encontrarán
las recónditas tierras de un poeta,
mas mi voz de otro lugar
escribiré en las piedras.

Enseñaré a amar
y a cantar a la belleza
y os enseñaré a apreciar
del mundo la esencia.

¡Oh, poeta de ciudad
sin recuerdos y sin tierra!

Y en tu recuerdo desearías
revivir aquel pasado,
pero estás encerrada
tras mis barrotes de amor.
Con eso vives.
Con eso te conformas.
De mí recibes fuerzas
para olvidar lo que perdiste
y nunca volverá.
Aunque en tu recuerdo desearías
que algún día volviera.

¿Es que acaso la vida no es el cúmulo

de deseos cumplidos?

¿Es que acaso el ahora
no cumple aquel deseo de seguir
en el futuro vivos?
¿Es que acaso no cumple
el sueño de aprobar aquel examen,
de encontrar una novia,
el sueño de tener el primer hijo?
¿Es que acaso el ahora
no acabó por curar aquel dolor,
por consolar aquella horrible pena,
por hacer que acabara aquel momento,
por llegar a este punto del camino?

Dejemos de pensar por un momento
en los sueños futuros que aún no llegan.
Pensemos en lo alegres
que nos habríamos sentido entonces
sabiendo que algún día esos deseos
se nos habrían cumplido.

¿Es que acaso ese día no ha llegado?
¿Es que acaso esta noche no es un cúmulo
de deseos cumplidos?
¿Es que acaso la vida no es un cúmulo
de sueños que se van haciendo realidad?
¿Por qué los olvidamos?
¿Por qué los dejamos por el camino?

Tenías razón
que yo te quisiera
no era razón para quererme.

Me mirabas como amiga
si me mirabas a la cara.
Qué quieres que te diga,
preferiría
que no me miraras.

Mis llamadas perdidas
estaban tan perdidas como mi alma.
Nunca las respondías
Nunca la acariciabas.

Tenías razón
que yo te llamra
no era razón para quererme.
Por mucho que yo me empeñara
tú no tenías por qué verme.

Cada vez que te cogía
de la mano la apartabas
por si acaso me creía
que por fin yo te gustaba.

Las poesías que escribía
cada tarde te las daba
y tú después las leías
pero no me contestabas.

Tenías razón,
que yo te escribiera
no era razón para escribirme
por mucho que te dijera
que estar sin ti era morirme.

Un día me escribiste
sin que yo te escribiera
dijiste que estabas triste,
que diéramos una vuelta.

Me cogiste de la mano
recitaste mis poesías
y tus labios preguntaron
si era verdad que te quería.

Tenías razón
que yo te quisiera
no era razón para quererme.
Pero a veces el amor
para unir dos corazones
no necesita razones.

No sé cómo besarte
sin que pienses que te quiero
solo por atraparte
y desnudarte el primero.

No sé cómo quererte
ni sé por qué te quiero.
No sé si esperarme
a que me beses primero.

Y es que tengo tantas dudas
cuando te veo en silencio
que aunque supiera que me quieres
yo no te diría que te quiero.

Y es que tengo tanto miedo
de perderte para siempre
que te acabaré perdiendo
aunque sé que tú me quieres.

No sé cómo besarte
sin que me apartes tus besos.
No sé si arriesgarme
o no correr ningún riesgo.
No sé cómo mirarte
sin que se note que quiero
amarte para siempre
y darte todos mis besos.
No sé dónde besarte
si en las mejillas o en los labios,
en las mejillas porque te quiero
y en los labios porque te amo.

Arriesgaste demasiado.
No hacía falta que nadie te lo dijera.
Vendiste tu primavera
por un invierno enamorado.

No querías estar triste,
pero a nadie le perdona la tristeza.
Llorando me dijiste:
—Estoy harta de comerme la cabeza.

Tenlo por seguro:
no dejaré que te choques otra vez
con un muro.
Tenlo por seguro:
Yo estaré a tu lado siempre.
Te lo juro.

Aunque te pisaban,
tú seguías poniéndote debajo.
Tantas veces te tiraban
que levantarte ya no te costaba trabajo.

Despertaron el llanto
de tu cama de madrugada.
Tu almohada empapada
no podía aguantar tanto.

Tenlo por seguro:
no dejaré que te choques otra vez
con un muro.
Tenlo por seguro:
Yo estaré a tu lado siempre.
Te lo juro.

Y hoy estoy yo
cantándote esta simple canción
solo porque no aguanto
que una niña tan bonita
pueda llorar tanto.

Si tienes una pena, Elena,
si tienes una pena,
cuéntasela a la luna llena.
Quizás ella te comprenda
condenada a vivir lejos del sol.

Si tienes una pena, Elena,
si tienes una pena,
dámela para que yo la venda
en el mercado del amor.

Si tuvieras una pena, Elena,
si tuvieras una pena,
yo te la cambiaría
por toda mi alegría
porque tu sonrisa, Elena,
es más bonita que la mía,
porque tu sonrisa, Elena,
es más bonita que la mía.

Si tuvieras una pena, Elena,
si tuvieras una pena,
yo te la quitaría
y tus lágrimas lloraría.

No tengas tú pena, Elena,
no tengas tú pena,
porque eres la más buena, Elena,
porque eres la más buena.

Podría ser mañana cuando volviera a llegar
puntual como entonces a tu portal
y tú como siempre bajaras tarde
porque aún no te ha dado tiempo de arreglarte.

Podría ser mañana cuando te volvieras a enfadar
por aquellas tonterías que yo siempre hacía.
Podría ser mañana cuando volviéramos a sentarnos
en aquel parque donde los patos
nos veían besarnos
y que desde aquellos días no has vuelto a visitar.

¿Cómo ser puntual ahora
si no he quedado contigo a ninguna hora?
¿Cómo puedo enfadarte
si te busco y no te encuentro en ninguna parte?
¿Cómo hablarte
si tengo miedo de recordarte?
¿Cómo decirte tonterías
si tengo miedo de que te rías?
¿Cómo volvernos a besar
delante de aquellos patos
si seguramente ya
echaron a volar?

¿Cómo volverte a ver soñar
en tu cunita de oro
si con verte me enamoro
y te vuelvo a amar?

Podría ser mañana cuando volvieran a pasar
por el cielo aviones tiza
pintando el cielo con ceniza
para hacernos recordar.

¿Cómo ver pasar
otra vez aquellos aviones
si nuestros corazones
están cubiertos ya de nubarrones?

Podría ser mañana, sí, podría ser mañana
le dice mi corazón al mar.
Pero ¿qué es mañana?
Y el mar responde en silencio:
—Tú sabrás.

Si te molestó mi sonrisa
cuando estaba lloviendo
que cuando tú estabas triste
yo estuviera contento
créeme que lo siento.

Si te molestó que saliera
cuando tú estabas dentro
que me olvidara de todo
y tú fueras mi recuerdo
créeme que lo siento.

Yo entonces no lo entendía
como ahora lo entiendo
Yo entonces no lo comprendía
Ahora lo comprendo.

Si te molestó que saliera
con una amiga al centro
y te molestó que volviera
cuando ya estabas durmiendo
créeme que lo siento.

Si te molestó que me olvidara
de llamarte por teléfono
y que colgara tan pronto
porque me moría de sueño
créeme que lo siento.

Yo entonces no sentía
lo que ahora en tu lugar siento
y si antes me reía
ahora me arrepiento.

Créeme que lo siento
Créeme que lo siento
Pero por favor no me trates
como yo te traté a ti sin saberlo.