Tú me has hecho ser lo que siempre he querido ser
pero no sabía cómo.
No era decir cosas distintas,
era decir lo mismo, pero de distinto modo.
No era olvidar todos mis sueños,
era saber soñar también con los ojos.
Podía ser como siempre había querido:
bastaba con no sentirme más solo,
bastaba con que dejara de pensar cosas malas
yo que siempre encuentro maneras de tener la razón en todo.
Me enseñaste a partir la vida
porque es más fácil de manejar en trozos.
Me enseñaste que es más fácil ordenarla
por objetivos que por sueños rotos.
Me has hecho ser lo que siempre he querido ser
sin cambiarme, dejándome que me diera cuenta solo,
queriéndome simplemente
porque el que se siente querido puede siempre con todo.
Tenía las herramientas y las esperanzas para ser feliz,
pero faltaba que llegaras tú
y que creer en mí me enseñara cómo.
Y así me enseñaste que bastaba con mi corazón para ser feliz,
que no hacía falta otro.
Y así ahora soy quien siempre he querido ser,
así por fin he comprendido que siempre lo he tenido todo,
que solo me faltabas tú,
que me faltabas tú solo.